LA ALFABETIZACIÓN EN TECNOLOGÍA

Como componente fundamental del derecho a la educación, la alfabetización se
reconoce hoy como uno de los derechos humanos que todas las naciones deben
garantizar a sus ciudadanos. Alfabetización es una expresión que evoca el
proceso de apropiación de la lectura y la escritura como vía de inserción de los
pueblos en la cultura; por tanto, trasciende la simple comprensión literal de los
textos y su decodificación ya que implica entender, reflexionar y desarrollar
habilidades de uso de la lectura y la escritura en relación con la comprensión y
solución de problemas de la vida cotidiana.
En la actualidad, la alfabetización se extiende a las ciencias, las matemáticas y la
tecnología, y se manifiesta como la capacidad para identificar, comprender y
utilizar los conocimientos propios de estos campos.
Según la UNESCO (2005), “la alfabetización científica y tecnológica, en su sentido
más amplio, trasciende la capacidad de leer, entender y escribir sobre la ciencia y
la tecnología, sin desconocer la importancia de ello. La alfabetización científica y
tecnológica incluye la capacidad de aplicar conceptos científicos y tecnológicos a
la vida, el trabajo y la cultura propias de la sociedad o contexto donde se
encuentre el individuo. Esto, por tanto, incluye actitudes y valores que permiten
distinguir y tomar decisión sobre el uso apropiado de la ciencia o la tecnología”.
El papel determinante de la tecnología como dinamizadora de cambios culturales
contemporáneos, ha llevado a considerar la alfabetización tecnológica como parte
de fundamental de la educación, en especial si se desea ser partícipe de la
construcción del “mundo posible” y deseable para el futuro próximo.
En este contexto, la alfabetización tecnológica se constituye en propósito
inaplazable porque con ella se busca que los individuos estén en capacidad de
comprender, evaluar, usar y transformar los objetos y sistemas tecnológicos, como
requisito para su desempeño en la vida social y productiva. En otras palabras, y
con el propósito de reiterar su importancia y relevancia en la educación, “el
desarrollo de actitudes científicas y tecnológicas, tiene que ver con las habilidades
que son necesarias para enfrentarse con un ambiente que cambia rápidamente y
que son útiles para resolver problemas, proponer soluciones y tomar decisiones
sobre la vida diaria”. (UNESCO: 2005).
En virtud entonces, de la necesidad de formar a la ciudadanía para acceder a los
beneficios del uso de la tecnología, al desarrollo endógeno de saber tecnológico y
la generación de actitudes críticas frente a los desarrollos tecnológicos, se
considera importante hacer un recorrido sobre lo que en el mundo se ha planteado
como deseable para la formación en este campo de estudio.
Estándares en Tecnología, versión 15, 14 de febrero de 2006 8/35
En primer lugar, se considera como objetivo clave mantener e incrementar el
interés por el estudio de la tecnología y, por tanto, se hace indispensable generar
flexibilidad y creatividad en su enseñanza en todos los niveles educativos. En este
sentido, se sugiere trabajar la motivación a través del estímulo de la curiosidad
científica y tecnológica, mostrando, por ejemplo, la pertinencia del saber científico
y tecnológico en la realidad local y en la satisfacción de las necesidades básicas.
En esta tarea, además del sector educativo, los medios, las comunidades de
científicos, ingenieros y productores de tecnología en general, tienen también la
responsabilidad de ampliar la divulgación de la ciencia y la tecnología a todos los
sectores de la sociedad.
En segundo lugar, se espera que la formación en tecnología permita reconocer la
naturaleza del saber tecnológico como solución a problemas que contribuyen a la
transformación del entorno. Además del estudio de conceptos tales como el
diseño, los materiales, los sistemas tecnológicos, las fuentes de energía y los
procesos productivos, la evaluación de las transformaciones producidas por la
introducción de tecnología al entorno, son logros importantes que deben ser
considerados en la formación tecnológica.
En tercer lugar, el estudio de la tecnología debe desarrollar en los estudiantes una
mirada reflexiva y crítica frente a las relaciones entre la tecnología como producto
cultural y la sociedad que se beneficia o afecta por el uso o producción
tecnológica. Para ello, se parte de las siguientes consideraciones: la actividad en
ciencia y tecnología es, al igual que otras, un proceso social con efectos para la
sociedad y el entorno y, por tanto, es necesario que los individuos participen en la
evaluación y el control de la actividad tecnológica; para esto, es importante que se
formen para la comprensión, participación y deliberación sobre temas relacionados
con la tecnología. Tal como lo afirma la OECD (2004), “más allá de proveer
información apropiada en respuesta a la incertidumbre y la conciencia del público
asociado con ciencia y tecnología, la formación de los ciudadanos se debe orientar
a incentivar y facilitar el debate público".
En cuarto lugar, la educación en tecnología ha de permitir a los estudiantes la
vivencia de actividades relacionadas con el diseño de soluciones tecnológicas.
Por tanto, se hace necesario propiciar el reconocimiento del diseño como una
actividad cognitiva, dentro del contexto de la solución de problemas significativos
para alumnos, y la identificación, estudio, comprensión y apropiación de conceptos
tecnológicos desde una dimensión práctica y de carácter interdisciplinar. Al mismo
tiempo, las actividades de diseño, permiten el desarrollo de habilidades de
representación y previsión de ideas, de transformación de situaciones (manifiestas
en sistemas, procesos o artefactos), de evaluación de soluciones y de análisis
contextual y sistemático de las mismas.
Estándares en Tecnología, versión 15, 14 de febrero de 2006 9/35
Finalmente, y dado el vínculo de la tecnología con la caracterización de los
diferentes contextos de la actividad humana, las niñas, niños y jóvenes tienen aquí
la oportunidad de aproximarse crítica y creativamente a las tecnologías del hábitat,
el comercio, la industria, las comunicaciones, el agro, el transporte, los servicios
públicos, de la información y la comunicación, entre otros contextos claramente
definidos.